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CON DERECHO A MOVERSE

Para un grupo de vecinos de El Jagüel, en Esteban Echeverría, tomar un tren en la estación es un privilegio, o una misión imposible. El grupo está compuesto por un sector diverso de la población: personas con discapacidad o deficiencia motriz, adultos mayores, madres o padres con cochecitos y niños. Todos estos con algo en común: que hasta moverse en terreno plano posee una dificultad. Los afortunados son quienes van acompañados, o aquellos que tienen otras opciones para trasladarse. Pero para el resto, es “game over”. Los obstáculos encarnados en la falta de rampas para acceder a la estación hacen que no puedan ejercer su independencia. Mejor dicho, su derecho a moverse. 

 

El Jagüel es la décimo tercera estación ferroviaria en el ramal Constitución-Ezeiza, del Tren Roca. Se inauguró en 1965, como consecuencia del crecimiento poblacional que vivió la región a partir de 1951, con la creación de la localidad del partido de Esteban Echeverría. Hoy cuenta con casi 50.000 habitantes, muchos de los que se ven inhabilitados a trasladarse debido a la falta de accesibilidad en la estación ferroviaria. 

 

Los pedidos de los vecinos no son escuchados. El problema que afecta varios grupos vulnerables de la región no tiene repercusión en los medios, únicamente circula en grupos de vecinos. Y Facebook es su punto de encuentro. Hace aproximadamente tres años, Gerardo Cinzano, junto con otros dos jagüelenses, creó la página “El Jagüel Crece” que actúa como Unión Vecinal y motor de difusión para sus inquietudes. La falta de accesibilidad en la estación fue una de las primeras y más duraderas, porque desde la creación del grupo no hubo avances en para la solución del reclamo. “Es una causa que mantenemos vigente porque queremos y necesitamos que se visibilice más. Lo que está pasando tiene que estar en todos los portales de noticias porque ante todo, la empresa Trenes Argentinos está incumpliendo la Ley 24.314 de Accesibilidad de personas con movilidad reducida”, señala Cinzano. El vecino se refiere a la legislación que establece “la prioridad de la supresión de barreras físicas en los ámbitos urbanos arquitectónicos y del transporte que se realicen o en los existentes que remodelen o sustituyan en forma total o parcial sus elementos constitutivos con el fin de lograr la accesibilidad para las personas con movilidad reducida”.

 

En “El Jagüel Crece”, los administradores reiteran el reclamo con frecuencia. Cada vez que lo hacen, abundan las respuestas de los vecinos apoyando el pedido y expresando sus testimonios al respecto. “Las rampas son necesarias porque hace que no podamos realizar simples cuestiones de la vida cotidiana. Soy abuela, y no puedo salir a pasear muy lejos”, cuenta Mariela Olasagasti, una vecina. “Ro” Blanco manifestó en un comentario: “Queremos las rampas no solo por los discapacitados sino por la gente mayor y para las mamis con los carritos que van por debajo del paso nivel y las tenés que ir viendo por si viene una moto o una bici a todo lo que da”. Gustavo Alejendro también vive en El Jagüel, y comentó: “Mi hija se traslada en silla de ruedas y si no depende de alguien que la ayude además de la madre o yo que seríamos sus acompañantes, no puede viajar”. Y las respuestas siguen. 

 

En la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, desde la Organización de las Naciones Unidas han reconocido y proclamado que toda persona tiene los derechos y libertades enunciados en esos instrumentos, sin distinción de ninguna índole. En 2006 se firmó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que establece el reconocimiento de la dignidad y el valor inherentes y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. Con respecto a la accesibilidad de personas con discapacidad, este pacto, al cual Argentina se adhirió ese mismo año, postula que: “A fin de que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes adoptarán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales”. Sin embargo, esto no se está respetando, y la falta de accesibilidad en la estación El Jagüel es un claro ejemplo. 

 

Nancy Din vivió en El Jagüel toda su vida. Tiene tres hermanos y un nieto discapacitados, y un hijo ya fallecido que padecía lo mismo. La vecina cuenta que hace seis años y luego de mucha insistencia a través de notas y reclamos, logró que Trenes Argentinos construya un  paso a nivel a la altura de la calle Arenales, a pocas cuadras de la estación ferroviaria. La empresa respondió satisfactoriamente luego de un año de pedidos y envió a un arquitecto que habló con ella para consultar precisamente las características que el paso debía poseer para que su hijo lo pudiera usar libremente. La vecina aprovechó esa oportunidad para preguntar sobre las rampas en la estación. “El arquitecto me dijo que la obra era prácticamente imposible porque la estación es muy elevada y, entonces, la rampa sería muy empinada y peligrosa”, recuerda, y agrega: “No puedo expresar la indignación. Existe la posibilidad de hacer la rampa porque, en este caso, doblaría de tal manera que el ascenso no sea riesgoso”. 

 

Trenes Argentinos gestiona los servicios y la infraestructura que concierna a los ferrocarriles nacionales. La empresa fue fundada a partir del Artículo 7º de la Ley Nº 26.352 y forma parte del Ministerio de Transporte de la Nación. La misma ley proclama la creación de las sociedades Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (ADIF) y Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSA). Asimismo, la Ley 2.873 establece las prescripciones para la construcción y explotación de ferrocarriles argentinos. De acuerdo al tema en cuestión, se destacan dos de ellos: el artículo 35 (todo habitante de la República tiene derecho a utilizar el servicio de trenes nacionales o provinciales) y 36 (todo pasajero tiene derecho a permanecer en el mismo coche durante todo el viaje). 

 

Las divisiones ADIF y SOFSA respondieron a las consultas ejercidas por este medio con respecto a los reclamos vecinales, e indicaron que: “por el momento [resto del 2019] no está priorizada la obra de accesibilidad para la Estación El Jagüel”. En otras palabras, la empresa, por el momento, decide continuar infringiendo leyes nacionales e internacionales. 

 

En el portal del Gobierno nacional, Trenes Argentinos Operaciones cuenta con su propio apartado. Allí, se expresa bajo el subtítulo “Comunidad, Igualdad y Accesibilidad”, que: “Se impulsan campañas educativas y socio-preventivas que busquen concientizar a la ciudadanía sobre el buen uso del sistema ferroviario, identificando situaciones de riesgo, modos de prevención y acciones para el desarrollo de servicios inclusivos”. 

 

Al mismo tiempo, en El Jagüel, una madre hace lo posible para no dejar caer a su bebé mientras cierra el cochecito. Milagrosamente, la mochila no se le cae del hombro mientras intenta hacer presión con un brazo y el cochecito contra su pierna para cerrarlo. Como puede, comienza a ascender las escaleras. Lo hace detrás de una pareja de adultos mayores. La mujer se aferra a la baranda, su mano empalidece cuando cada pie abandona tierra firme para avanzar un escalón más. El hombre la abraza, porque la otra baranda está ocupada e intenta subir con cuidado para no caer. Un joven mira desde abajo, apoyándose en una muleta, una pierna enyesada y la otra profesando golpecitos contra el cemento. Espera a que la escalera se libere para poder subir tranquilo y sin apuro, pero sobre todo, y en lo posible, sin riesgo. Y observa mientras el tren que perdió se aleja. Son las ocho de la mañana en la estación El Jagüel. Comunidad hay: un hombre se acerca y ayuda a los abuelos. Una mujer le ofrece a la madre llevar su carrito. El guarda del tren sostiene la puerta cuando ve que el chico en muletas recién llega al molinete. Pero no hay accesibilidad y por eso, no hay igualdad. Parece que no todos pueden gozar del derecho a moverse. Y el Estado decide no hacer nada al respecto.

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